El encaje de bolillos, aparece en España en el siglo XVI conociéndose, también, por otros vocablos: punta, pasamanería, ronda, carriel, etc.
Su denominación como encaje se comenzó a utilizar por consistir en una labor que, una vez concluida, servia de remate a telas y tejidos, encajándola en los mismos. Desde un principio, fue considerado un tejido de enorme lujo, lo que produjo en algunos momentos de la historia su prohibición.
Sin
embargo, nunca dejo de promocionarse hasta alcanzar el reconocimiento
a la delicadeza de un tejido que a diferencia de otros logra un
calado decorativo de hilos finos entretejidos sin que otro tejido
o red independiente le sirva de apoyo .
Tres
son los puntos importantes de producción de encaje de bolillos
en España: Camariñas, Almagro y Cataluña.
Cada una con una entidad y particularidad propias en la realización
de los distintos trabajos. Durante el curso ayudados por unos
carretes llamados bolillos y una almohadilla denominada mundillo,
se podrán realizar: puntillas, tapetes, pañuelos,
pañuelos de arras, chales, cortinas, visillos, toallas,
pecheras, baberos, patucos, etc.
Los
puntos básicos que se utilizarán son: entero o de
lienzo, trochón, medio punto o gasilla, concha o pluma,
araña o milano, hoja de guipur, punto Paris, punto de la
virgen, trenza y baguillas.
Para
la realización de los distintos encajes será necesario
utilizar los materiales: bolillos, mundillo, alfileres, hilo,
plantilla o picado y tijeras.
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