La blonda es muy similar al encaje diferenciándose de él, en rigor, tan solo en la finura de los hilos, en que se emplea la seda en lugar del lino, y en que por esto mismo resulta más bella y delicada y de mayor coste.
Antes de la mecanización de su fabricación, la blonda se elaboraba como el encaje, por medio de bolillos de madera pulimentada que constaban de tres partes:
Un mango por donde la operaria tomaba el palillo para moverlo
Una garganta a modo de carrete por donde se devana el hilo de seda
Una cabeza con su garganta para sujetar la hebra
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